Fuente: La Voz – Después de varias idas y vueltas, un 7 de marzo de 1975 se colocó la piedra basal de lo que sería el Coliseo mayor del deporte cordobés: el Estadio Polideportivo Ciudad de Córdoba, nombre que no consiguió imponerse casi nunca, porque la mayoría lo menciona como Chateau Carreras, que es el que identifica al hoy coqueto barrio del oeste cordobés.
Concebido para ser una de las sedes del Mundial de Fútbol de 1978, el periodista Gustavo Farías (en una nota para La Voz con motivo de los 40 años del estadio) cuenta que el proyecto original tomó como ejemplo el Estadio Olímpico de México, en el que se contemplaban dos tribunas enfrentadas techadas y una capacidad de 60.000 espectadores sentados y 80.000 parados. El mismo Farías destaca que los vaivenes políticos de un país convulsionado llegaron a la peor solución: los militares en el poder, quienes terminaron por definir lo que finalmente fue un estadio con una sola tribuna techada y con capacidad para poco más de 45 mil personas.
La ejecución demandó casi dos años y medio. Se inauguró el martes 16 de mayo de 1978, semanas antes del inicio de la competencia internacional. Se disputaron ocho de los 36 partidos mundialistas y recibió finales de todo nivel. Más allá del fútbol, aquel Estadio Córdoba de 1978 también es la casa de Talleres, Belgrano, Racing e Instituto, y fue sede de grandes recitales de música, espectáculos y shows. Recibió además celebraciones religiosas y en 2004 una competencia del Rally Mundial, que derivó en un deterioro notable del campo de juego. Si bien su espíritu y su mística se mantienen inalterables, los cambios y mejoras se convirtieron en una constante, con ampliaciones en cuanto a capacidad, confort y prestaciones.
Remodelación del 2011, un gran desafío
Para Astori Estructuras, empresa que ganó la licitación para la obra de la remodelación del Estadio Kempes con vistas a la Copa América 2011 (fue reinaugurado el 26 de junio del mismo año) significó asumir un compromiso con la ciudad y un enorme desafío: implicó desde construir una tribuna nueva sobre la platea descubierta, construir las dos cabeceras populares completamente desde cero (que permitieron subsanar el problema visual que tenía el estadio) hasta cubrir las tribunas con una cubierta metálica. Sin embargo, el desarrollo y adecuación de la obra, que fue tan importante para la Ciudad de Córdoba, sólo debía contemplar, antes de empezar, un resultado lógico y perfecto. Ese era el verdadero desafío.
Planificación
Siguiendo la trama de una historia de relatos brillantes, pero inéditos, que contaran con una solución final a la medida de las grandes obras y los acontecimientos sin precedentes, en Astori nos pusimos a planificar esto que nos llenó de orgullo y satisfacción por el compromiso asumido. Así, comenzamos a pensar, concebir y proyectar; lo hicimos con un equipo de personas calificadas, entre ellos ingenieros civiles, todos comprometidos en brindar el mayor de sus esfuerzos para hacer realidad el anhelo de nuestros clientes. El proyecto del Estadio Kempes demandó el estudio, los cálculos, el desarrollo de la obra, la demolición de una parte del estadio, la construcción de las nuevas bases y fundaciones, como así también la fabricación de los nuevos elementos prefabricados, que durante el desarrollo de la ejecución se montaron para alcanzar el aspecto final del estadio. Cada tarea requirió mucha programación, dirección, nuevos moldes, logística, y control de calidad en cada proceso, que permitieron día tras día lograr el objetivo de la transformación del estadio que hoy disfrutamos.
Un significado especial
Para cada persona (profesional e idónea) que materializó la remodelación del Estadio Kempes, este desafío significó hacer un gran aporte a la historia de Córdoba y a su capital arquitectónico. A medida que pasa el tiempo, es grato disfrutar del estadio y ver el fruto de los esfuerzos realizados en ese momento. Es importante destacar el vínculo entre nuestra profesión y la obra realizada, ya que logramos, gracias al desarrollo de la tecnología, dar la mejor respuesta técnica y económica.
Esa respuesta se logró construyendo de forma innovadora la infraestructura que estaba necesitando la ciudad en la que vivimos. La solución se logró gestionando con racionalidad los recursos y la tecnología disponible, apuntando a la transformación de la ciudad de la mano de la industria de la construcción. Además, el resultado de lo que hoy vemos como estadio se consiguió gracias a los conceptos adquiridos en la profesión y con el compromiso de velar por la seguridad de nuestros colaboradores y de respetar los recursos y el medio ambiente. No sólo eso: hubo mucha confianza en el trabajo en equipo de profesionales y especialistas, que aplicaron cada día el amor por la Ingeniería Civil.