Fuente : Cronista – Después de idas y vueltas tras las nuevas restricciones anunciadas la semana pasada por el Gobierno nacional para contener el avance del coronavirus, el Gobierno porteño puso fin a las dudas sobre el funcionamiento de los gimnasios: resolvió que no podrán abrir sus salones cerrados hasta que se extiendan las medidas dispuestas por Alberto Fernández y los autorizó a operar sólo al aire libre.
En el sector, advierten que apenas un 5% de los centros de entrenamiento podrá funcionar en espacios abiertos y que, sin la asistencia de parte del Estado, el nuevo golpe a la actividad implicará el cierre definitivo de un alto número de establecimientos, junto con la consecuente pérdida de miles de puestos de trabajo.
Desde la administración de Horacio Rodríguez Larreta, le confirmaron a El Cronista que únicamente podrán continuar desarrollando sus actividades los gimnasios que dispongan de espacios abiertos, como patios o terrazas, o que se trasladen al espacio público, a plazas, parques y otras zonas verdes.
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«El sector no se sintió incluido, inicialmente. Pero, como no quedaban en claro las limitaciones a la actividad, por la ambigüedad que generó el decreto presidencial, y luego de las dudas que plantearon tanto dueños como socios, le solicitamos a la Ciudad de Buenos Aires que se exprese al respecto, y así lo hizo este lunes. Ya el fin de semana, empezó a correr el rumor de que los espacios cubiertos quedarían deshabilitados», explica Adrián Stoll, vicepresidente de la Cámara de Gimnasios de la Argentina (CGA).
La decisión está en sintonía con la definición del Gobierno bonaerense, que el sábado publicó en el Boletín Oficial la resolución 1208/2021, con la que formalizó la creación de la «fase 2», una etapa de restricciones que incluye la prohibición del funcionamiento de espacios cerrados de gimnasios y natatorios.
Así, quedan alcanzados todos los establecimientos ubicados en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), que ahora, únicamente, podrán llevar adelante la práctica deportiva al aire libre, con el mantenimiento de la distancia social y un grupo reducido de 10 personas.
Sin embargo, sólo unos pocos podrán funcionar bajo esta modalidad. Según la CGA, apenas el 5%, alrededor de 3000 gimnasios, se encuentran en condiciones de adecuarse al nuevo requerimiento. El resto no tendrá opción. Deberán cerrar hasta que los autoricen nuevamente a reabrir. De extenderse las restricciones más allá del 30 de abril, muchos bajarán sus persianas de forma definitiva, como lo hicieron unos 1000 centros desde el comienzo de la pandemia.
Los gimnasios sólo podrán funcionar al aire libre
Disconforme con la medida, la CGA le envió una carta al Ministerio de Desarrollo Económico y Producción porteño pidiéndole que «instruya a las fuerzas de seguridad e inspección de la Ciudad que se abstengan de solicitar el cierre de manera ilegítima, ya que el rubro se ajustó a las pautas de prevención solicitadas y funcionó sin ningún tipo de problemas». El Ministerio ya giró el pedido a la Procuraduría, que deberá expedirse al respecto.
En las próximas horas, está prevista una reunión con las autoridades porteñas, para negociar algún tipo de ayuda complementaria al sector. Por el momento, la única herramienta a la que se puede acceder es el Repro II. «Es burocrático el proceso de inscripción y son varias las condiciones que se deben reunir para calificar», comenta Stoll.
Esta mañana, ya hubo una presentación de un amparo y se espera que en las próximas horas le sucedan otras. El abogado Alejandro Omar Binay, dueño de un gimnasio ubicado en el barrio de San Cristóbal, fue el que tomó la iniciativa.
Adaptación a las nuevas restricciones
A raíz de las nuevas restricciones, los gimnasios empezaron a trasladar sus máquinas y sus clases a espacios al aire libre y preparan propuestas novedosas para hacerle frente a la segunda ola del Covid-19.
Megatlon ya tiene en el AMBA 11 sedes con espacios outdoor y su cadena low-cost Fiter cuenta con otros tres. Además, ofrece entrenamientos en seis puntos públicos. El fin de semana, inauguró un nuevo punto, en el Vial Costero, en Vicente López. «Se debe reservar un lugar desde la app«, precisa Fernando Storchi, CEO y fundador del grupo dueño de ambas marcas.
No fue el único que se reinventó. Hasta el viernes, Kodiak Fitness Center ocupaba la planta baja de un complejo de oficinas próximo al shopping Las Toscas, en Canning. Hernan Tamburini, su dueño, pidió autorización para montar parte del gym en el estacionamiento del centro comercial, al que le alquila la cochera, en medio de la incertidumbre después del anuncio. «El que no se adapta, se muere«, sentencia Tamburini, que dirige el negocio familiar junto a su esposa y su hija desde hace cuatro años, aunque arrancó en 1988 con un local en el barrio de Flores.
Megatlón es uno de los gimnasios que ofrece espacios outdoor
«Tuvimos que readaptarnos. En nuestra sede de Cristiania, alquilamos una canchita de fútbol. En Arieta, nos fuimos a la plaza. En Morón, el club nos prestó un espacio al aire libre. Y en Don Bosco, tenemos una terraza«, enumera Melanie Rodríguez, directora de Luzuriaga Fitness Club, la serie de cambios que implementó rápidamente.
Se calcula que sobrevivieron 7000 de los 8000 gimnasios que existían en el país en marzo de 2020. El 40% están ubicados en el AMBA. «Luego de meses cerrados y de una innumerable cantidad de restricciones, la situación económica y financiera es extremadamente frágil y no se resisten más embates«, indica Stoll, aunque confía en la pronta recuperación de la industria. «En otros países, ya se observa una reactivación, dada la importancia que la población le concede a la actividad física», asegura.
Desde la cámara, esgrimen que los gimnasios son agentes de salud y forman parte de «la solución para combatir a la pandemia».
«La actividad que se desarrolla en ellos, respetando los protocolos homologados por las autoridades, la capacidad permitida y los sistemas de ventilación, impacta de forma positiva en la salud física y psicológica«, argumenta su vicepresidente.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la inactividad física se convirtió en una «pandemia». Tanto es así que, de acuerdo a la entidad, «es el cuarto factor de riesgo de mortalidad más importante en todo el mundo» e influye en la prevalencia de «enfermedades no transmisibles y en la salud general de la población mundial».