Fuente:Diaro La Capital – Si bien la mayoría de las familias achicó gastos, la caída en el sector no supera el 10%. Especialistas aseguran que es «la nueva terapia» y que se prioriza la salud sobre lo estético.
La asistencia al gimnasio, en sus múltiples versiones, se convirtió para muchos “en la nueva terapia” y, a pesar de que muchas familias comenzaron a restringir gastos ante la actual situación económica-financiera, la caída en las matrículas de esos establecimientos “todavía no pegó de lleno”. Para evitar las bajas, se amparan en diferentes estrategias.
“El balance no es malo, somos parte de una actividad que crece en un país que está en una meseta. La crisis todavía no nos pegó de lleno pero tenemos una merma de entre el 5 y 10 por ciento promedio”, reconoció ante LA CAPITAL uno de los referentes de la Cámara de Gimnasios de Mar del Plata (Camdep), Ariel Catalbiano.
Desde hace más de dos décadas al frente de “SquatGim”, explicó que “hoy en todos los hogares hay restricciones, pero depende de cómo las enfrente cada equipo. Desde hace un tiempo, y mucho más después de la pandemia, se prioriza la actividad física no por una cuestión estética, sino por calidad de vida. La actividad física es salud”.
“No solo se rompió la estacionalidad en los gimnasios, sino que se prioriza la cuestión de salud a lo estético. Todos los médicos recomiendan hacer actividad física”, coincidió Francisco Mutti, socio junto a Mariano Patrone, Mariano Dorado, Fernando Santero y Sebastián Toledo en Sport Club.
La firma cuenta con tres gimnasios en la ciudad: en la zona céntrica, en el Torreón del Monje y en el subsuelo del Paseo Aldrey. Este último eslabón cumplió recientemente su primer año y hoy ya cuenta “con más de 1.100 abonados. Hemos superado ampliamente las expectativas”, celebró.
En 1.400 metros cuadrados, el gimnasio cuenta con sector de musculación y ofrece clases de yoga, pilates, stretching y entrenamiento aeróbico. “Lo que nos distingue -explicó Mutti- es que el abonado, además de acceso irrestricto a todas las actividades, puede combinar actividades”.
De esa manera, “muchos hacen musculación a la mañana y a la noche toman alguna clase, como yoga”, ejemplificó.
Los abonos son anuales y permiten el acceso a todas las actividades en las diferentes sedes, incluida la pileta de natación instalada en el Torreón del Monje.
Además de la flexibilización en los horarios -permanecen abiertos de lunes a sábado de 7 a 22-, ofrecen atención personalizada. “Cada persona que llega tiene su plan de entrenamiento específico para el deporte que practique o se le arma la rutina enfocada en cada necesidad”, detalló.
Enmarcado en la situación socioeconómica que vive el país, aseguró que “no hay muchas bajas”. “Nosotros también tratamos de buscarle la forma para que no tengan que darse de baja por una cuestión económica e implementamos promociones o buscamos formas de bonificarlos”.
Menos pastillas
En el histórico “Orogim”, ubicado en las inmediaciones del Paseo Aldrey, reconocieron que “se redujo un poco la matrícula” en los últimos meses “porque en todos lados se redujeron gastos, pero no demasiado”. “Es que pasa como me dijo una clienta: cuanto más vengo, menos pastillas tengo que tomar”, aseguró Charo Bal desde la sala de musculación que funciona en el mismo local desde hace 30 años.
“Se cobra un abono mensual y cada uno tiene su rutina -detalló-. Somos una sala de musculación, no tenemos atención personalizada, y cada uno cumple con su trabajo”.
Allí, por una cuestión de salud, no permiten el ingreso de menores de 16 años debido a que “no tienen recomendadas las rutinas de fuerza porque retrasa el crecimiento”, mientras que a los mayores se les pide un apto médico enfocado en la fuerza.
“En invierno ya no baja tanto la asistencia como antes -explicó Bal-, la gente entrena todo el año. Quizás en marzo se nota un poco más la presencia de mujeres, que como los chicos vuelven al colegio, ellas retoman las rutinas”.
La tendencia viene desde hace años y se profundizó después de la cuarentena por el Covid-19: “Se desmitificó que correr con frío o al aire libre enferma”, sentenció Juan Chambers, líder de “Troten, por el placer de correr”, grupo de “running” de corredores que parte tres veces por semana desde el Parque San Martín para cumplir con las distintas rutinas de atletismo.
“Se rompió la barrera estacional -señaló-, la rutina de correr de mantiene todo el año, especialmente en los grupos porque también interviene la cuestión social”.
Asimismo, detalló que en el grupo que comanda no sufrieron bajas de asistentes por cuestiones monetarias aunque aclaró que “podemos mantener los precios, hacemos el esfuerzo de mantener las tarifas porque sube todo”.
Con profesionales que lo secundan en la tarea de entrenar a corredores, el preparador físico destacó que “hay más conciencia de que la actividad física es fundamental para mejorar la calidad de vida. Ya no se trata solo de una cuestión estética”.
Además, una arista en la que coincidieron todos fue “la cuestión social”, ya que la actividad física se convirtió en un “espacio para compartir, no es solo el deporte. Los gimnasios de esta época son los boliches de la mía”, bromeó Mutti. En definitiva, todos siguen moviendo el cuerpo.