River festeja su coronación sobre el césped de su estadio, que fue uno de los factores que permitieron mejorar parte de la producción del equipo.
La frase le pertenece a uno de los empleados de River encargados del mantenimiento del nuevo césped del Monumental: “Nooo, que a nadie se le ocurra decir que es nuestro jugador número doce. Ese número los identifica a ellos. Para nosotros, este césped vendría a ser como un refuerzo invisible”. Lo dice con una sonrisa mientras el sol cae sobre el playón externo del estadio donde River se consagró campeón local ante Racing el jueves 25 de noviembre. El trabajador evita mencionar a Boca, como si fuera una mala palabra. Y, después de reconocer que en los primeros partidos al equipo le costó adaptarse a la nueva superficie híbrida (compuesta por un 95% de césped natural reforzado con un 5% de artificial), afirma que lo que para River representa un plus, para los rivales es una desventaja. “Yo creo que lo sienten. La pelota viaja mucho más rápido y pica más que en el césped común”, agrega el empleado de River, que pide reserva de su nombre porque dice no tener autorización del club para hablar con la prensa.
En efecto, las estadísticas respaldan esa sensación imperante en River de que el nuevo campo de juego se transformó en un aliado del conjunto dirigido por Marcelo Gallardo. Allí, el campeón del fútbol jugó dieciocho partidos, de los cuales ganó doce, empató tres y perdió tres, lo que da un 72,2 por ciento de efectividad.
No solo eso: desde el estreno de la nueva superficie, los rendimientos del equipo mejoraron en cuanto a pases exitosos, posesión del balón y goles anotados, mientras que los rivales perdieron precisión en los pases y le anotaron una menor cantidad de goles.
El sitio Opta realizó un trabajo en el que comparó cómo le fue a River en todos esos ítems en los 18 partidos que jugó entre febrero de 2019 y el mismo mes de 2020 en los torneos del fútbol argentino, previo a la remodelación, y en los 18 que disputó -también en el ámbito doméstico- luego de la remodelación, desde el 20 de febrero de este año, cuando fue el debut ante Rosario Central con una victoria por 3 a 0, a la actualidad.
Antes, el equipo dio 396,7 pases exitosos por partido; y ahora, 487,8. La posesión del balón creció de 59,8% a 64,3% por juego. Y el equipo se volvió más contundente: su promedio de gol creció de 1,94 a 2,22 por partido.
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En la misma línea, los rivales también sintieron el cambio. No de un modo tan marcado como en las estadísticas de River, pero sí experimentaron un cambio. La cantidad de pases exitosos de los adversarios bajó de 234,8 por partido a 224,1. Y además le anotaron menos goles a River: de 0,78 por juego a 0,67.
Antes de la remodelación, que le demandó a River una inversión cercana a los 200.000.000 de pesos, los últimos dieciocho partidos que jugó el equipo por torneos locales habían tenido estos resultados: once triunfos, dos empates y cinco traspiés, con un 64,8% de efectividad. Tal como se dejó constancia líneas arriba, ese porcentaje ahora trepó a 72,2%.
En su nueva alfombra verde, River le sacó todo el jugo posible a las bondades de un campo de juego que fue elogiado hasta por Lionel Messi, Lionel Scaloni y toda la estructura del seleccionado argentino. “La cancha está tan buena, estaba tan rápida que por momentos el equipo se apresuraba y perdía algunas pelotas. Nos tenemos que acostumbrar a jugar acá. Es de las mejores canchas del fútbol argentino. No tuvimos tiempo de venir a entrenar acá por la lluvia, pero da placer y gusto jugar en una cancha así. Lógicamente, a los rivales les va a costar venir a jugar acá”, comentó Scaloni el 9 de septiembre, tras la victoria 3 a 0 ante Bolivia, por las Eliminatorias para el Mundial de Qatar 2022.
A Gallardo, el nuevo césped lo sedujo apenas lo vio. “Es el campo de juego que quería. Está perfecto, esto es otra cosa”, le dijo a Mariano Taratuty, presidente de Obras e Infraestructura de River, al ver el trabajo terminado. Paciente, el “Muñeco” no se desesperó cuando al principio los resultados distaban de ser los esperados. “Hay que ir pisándolo, adaptándose, agarrando el tiempo a la velocidad del pasto. Tenemos hábitos de jugar con velocidad, pero éste es diferente. Es cuestión de tiempo, pero está bueno adaptarse a las buenas cosas, en querer evolucionar en el buen sentido”, decía el técnico en marzo.
Fuente: Infobae