Fuente : Infocielo – Los gimnasios vuelven a estar cerrados y sus dueños y trabajadores dicen que ya no resisten más. Las restricciones dispuestas frente a la segunda ola de contagios de coronavirus en los municipios bonaerenses considerados de alto riesgo sanitario y epidemiológico, volvieron a dejarlos entre los espacios considerados «no esenciales» y la desesperación crece con el paso de los días.
«Una vez más, a los gimnasios nos cierran, equivocadamente», aseguran desde la Cámara Platense de Gimnasios y Afines y remarcan que se trata de «lugares seguros». «Trabajamos con protocolos aprobados por las autoridades municipales en cada distrito, basados en evidencias científicas de prevención de contagios de coronavirus», afirman.
Los argumentos con los que salen a reclamar que se encuentran asfixiados por las restricciones, hablan de un índice nulo de contagios en sus instalaciones durante el tiempo de actividad en pandemia. «Los 5 o 6 meses que llevamos puertas abiertas después de 8 meses sin trabajar en 2020, mostraron cero contagios en los gimnasios», destacan y aseguran que eso se debe a las medidas sanitarias, de procedimientos de permanente sanitización de los espacios y elementos, al trabajo por burbujas, a los turnos y a la concurrencia de sólo el 30% de los clientes.
«Los gimnasios no somos foco de contagio», reclaman a las autoridades, mientras recuerdan que otras actividades que generan mayor circulación de gente y permanencia en espacios cerrados, han sido consideradas esenciales y no sufrieron las restricciones. Pero además, mientras los gimnasios cierran, las plazas y las redes sociales se llenan de personas que ofrecen esas actividades sin restricciones y desde los gimnasios platenses alertan por un potencial peligro para la salud: el riesgo del fenómeno que creció en este último año es que en las clases al aire libre o de modo virtual no se necesita ninguna habilitación municipal o provincial y tampoco se puede comprobar que estén dictadas por profesionales.
«Pedimos que nos dejen trabajar, con protocolo, con aforo del 30%, con responsabilidad, respetando los horarios de cierre comercial como cualquier otro rubro y poder acatar la normativa de no circular entre las 20 y las 6 hs», aseguran y salen con una proclama fuerte en plena pandemia: que se tenga en cuenta que la actividad física promueve la salud. «Los gimnasios, natatorios y centros deportivos somos empresas que estamos preparadas para brindar ese servicio: el de la actividad física planificada, dosificada, realizada en ambientes debidamente preparados con los requerimientos que surgen de las normativas para su habilitación», explica Lorena Ribot, desde el Centro Muladhara de La Plata.
«Es una evidencia científica sólida, que la actividad física previene mucha de las enfermedades no transmisibles, como las cardiopatías, la diabetes, la obesidad, las alergias, el asma, la osteoporosis, la depresión, la ansiedad, y también es sólida la evidencia que muestra que cuando las personas están activas, las enfermedades transmisibles se cursan con mejores pronósticos, inclusive la infección por coronavirus», remarca la encargada de este espacio.
Pero además, destacan un dato clave para las restricciones en plena segunda ola de coronavirus: «Nuestros clientes son los de cercanía, es decir que no se propicia la circulación por transporte público, ya que el cliente en general vive cerca del gimnasio, va caminando, o en bicicleta». «No es excusa pensar en el aumento de la circulación como motivo de cierre, como sí pasa con las escuelas o los eventos deportivos masivos», explican. «A los gimnasios va la persona conocida, de la que se tiene una declaración jurada, que ingresa con control de temperatura, con turno fijo que nos permite saber quién estuvo en qué horario si se detectara un contagio y por consiguiente poder establecer el aislamiento preventivo», aseguran desde el sector.
Los motivos empresarios y laborales de los daños de mantener a los gimnasios cerrados son otra arista de este problema: «Hemos sido los primeros en cerrar y casi los últimos en abrir en 2020; venimos arrastrando deudas impositivas, alquileres, sueldos, muchos propietarios son las mismas personas que brindan los servicios en los locales y muchos gimnasios son pequeñas empresas familiares donde las cuotas de los clientes constituyen el único ingreso familiar. Económicamente no se resiste más días de inactividad».
«Los gimnasios somos esenciales. La salud no es sólo la ausencia de enfermedad, la salud es poder contar con un organismo capaz de hacerle frente a los embates de virus pandémicos como el coronavirus y tantas otras enfermedades que con la ausencia de una actividad física correctamente planificada y dosificada, será muchísimo más difícil afrontar», finalizan a la espera de poder volver a abrir sus puertas.