Fuente: La Nación – Las adizero Prime Strung X2 están prohibidas por incluir tecnología que hace que los corredores vayan más rápido, y reabren la polémica sobre el uso de nuevos desarrollos en el deporte.
Del mismo modo que en 2008 fueron prohibidos los trajes de natación de poliuretano (después de que se batieron 43 récords mundiales con ellos) y de que se revisen hasta el cansancio las bicicletas de las competiciones en búsqueda de pequeños motores que faciliten la tarea de los ciclistas, resulta igualmente válido preguntarse hasta dónde puede llegar la tecnología dedicada a mejorar la performance de los deportistas. Todo esto en tiempos en los que se discute cuáles son los límites de la inteligencia artificial que, no casualmente, empieza a tener aplicaciones en los deportistas.
Al igual que en 1968 la Federación Mundial de Atletismo prohibió utilizar ciertas zapatillas con clavos porque dañaban las flamantes pistas sintéticas (una excusa para no permitir calzados que efectivamente eran más avanzadas), ahora también es el turno de las zapatillas adizero Prime Strung X2 que, según dicen, representan una ventaja antideportiva en competencias oficiales. La particularidad de estas adizero es que no están permitidas en competiciones oficiales, pero sí pueden ser usadas por corredores amateurs que quieran mejorar sus marcas. Otra curiosidad: se consiguen en Argentina a 330.000 pesos, el precio de retail más alto que haya visto este cronista, que suele mirar mucho qué usa la gente en sus pies.
Si se habla de tecnología en zapatillas, es menester reconocer que existe desde hace décadas, tanto en los botines que diseñaba Adi Dassler con tapones intercambiables como en las más recientes, que incorporan una placa de carbono y sistemas de amortiguación y propulsión. Incluso, en su versión más elemental, los cordones son una tecnología que permite ajustar las zapatillas al pie. ¿Pero qué tienen las adizero Prime Strung X2 que no tienen otras? ¿Tiene sentido compararlas con las Nike AlphaFly, con las que Eliud Kipchoge logró bajar las 2 horas para una maratón, en 2020, un récord luego invalidado, en parte por el calzado que usó?
“Las zapatillas no deben estar construidas de tal modo que proporcionen a los atletas cualquier ayuda o ventaja injusta”. El artículo 143 del reglamento de la World Athletics es claro y ambiguo a la vez. ¿Qué es injusto? ¿Hasta qué punto es la pericia del deportista o la ventaja de su calzado?
En concreto, la prohibición de las Prime Strung X2 radica en la altura de su talón: el máximo permitido es de 40mm, mientras que estas tienen 50mm. ¿10mm más pueden hacer la diferencia? “Puede ser, pero creo que el éxito de este calzado prohibido (por ahora) para los atletas de elite es la doble placa de carbono”, dice Damián Cáceres, periodista especializado en running y corredor. “Ese es un plus sustancial para buscar una marca por sobre cualquier otra zapatilla del segmento”, agrega.
Más allá de su altura prohibida, las adizero Prime Strung X2 rebalsan de tecnología por donde se las mire. La mediasuela está formada por tres capas de Lightstrike Pro, una espuma que proporciona amortiguación y devuelve impulso. En el interior se encuentran las dos placas de carbono antes mencionadas, una completa y una más corta, que proporcionan una real plataforma de propulsión.
La capellada está confeccionada por un conjunto de fibras hechas con al menos un 50% de materiales reciclados. Este tejido llamado STRUNG puede ser más rígido o más flexible según la zona del pie en la que esté, lo que servirá para otorgar más soporte en áreas como el talón o al costado de los dedos, y mayor flexibilidad y respirabilidad en el arco o la parte superior. La lengüeta está cosida, pero incorporada al resto con total naturalidad. Las únicas piezas rígidas de esta zapatilla son las placas de carbono y los dos últimos ojales por donde se pasan los cordones.
La suela -esto es, la capa que está en contacto con el piso y no la mediasuela- es de goma Continental, el partner con el que adidas trabaja desde 2010, y es completamente lisa, sin tacos ni puntas. Solo hay perforaciones que cumplen la función de alivianar aún más el calzado, y también de mostrar las placas que lleva adentro. Toda esa tecnología está contenida en 296 gramos. No son las más livianas que existen, pero su propósito no parece ir por ahí.
La sensación -a los pies de un corredor, pero también para quien no lo es- al calzarse las X2 es que son zapatillas diferentes. No es una zapatilla de running más o menos tradicional, como pueden ser las Ultraboost Light o las Adistar, o las más disruptivas Switch Run FWD (todas de adidas). Tampoco es esa zapatilla para correr que se puede usar para estar cómodo en casa, o para salir a caminar. La marcha es ayudada por las placas que, literalmente, funcionan como un trampolín. El simple movimiento talón-punta es ayudado por la rigidez de las placas y la morfología de la mediasuela que, por cierto, es como caminar sobre pequeñas camas elásticas.
“Considero que fueron pensadas, justamente, como un calzado disruptivo que pusiera en discusión las actuales prohibiciones de World Athletics (la ex IAAF), la FIFA del atletismo. ¿Serán habilitadas más adelante? Es algo hipotético que solo sabremos conforme pase el tiempo”, dice Cáceres.
Las adizero Prime Strung X2 fueron pensadas para un corredor global con capacidad de pagarlas. Son un calzado caro (unos 300 dólares a precio internacional) que puede usar cualquier tipo de corredor que quiera mejorar sus tiempos sin importar que sea doping tecnológico. Más aún, ahí radica parte de su marketing. Pero también son una obra de ingeniería y están pensadas para el alto rendimiento, y para ganar segundos al máximo en las largas distancias. Prohibidas para la elite y la oficialización de marcas, pero permitidas para los corredores más humanos, esos que sí necesitan superpoderes en los pies.