Fuente : Olé – Es un billar. Las cuatro nuevas canchas que el plantel de Independiente ya disfruta en el centro de alto rendimiento que el club posee en Villa Domínico son tan perfectas que sorprenden a primera vista. Los futbolistas del Rojo disponen de campos de juego de última generación, con un drenaje que incluye un moderno sistema para reciclar el agua del riego. Se trata, en definitiva, de la misma tecnología que se usa para construir el green de los campos del golf del PGA Golf Tour.
El prestigioso arquitecto Ezequiel Fernández Dorado fue quien estuvo a cargo de una obra monumental, de 42.000 metros cuadrados entre la superficie de los campos de juego y sus adyacencias. El vicepresidente del club, Pablo Moyano, también estuvo comprometido en el proyecto que se concretó luego de varios meses de trabajo.Cabe destacar que las canchas se construyeron sobre relleno sanitario de lo que antes era el Ceamse, un antiguo vertedero de residuos, por lo que hubo que elevar el terreno un metro e instalar una sub base de tosca. Todas tienen las mismas dimensiones que la del estadio Libertadores de América.
Fernández Dorado le comentó a Olé precisiones acerca de cómo fue el proceso para construir los terrenos de juego que ya disfrutan Julio Falcioni y sus dirigidos. «Para la realización de estas canchas nos asesoramos por un diseñador del PGA. La capa superficial de las canchas está armada en más de un 80% de una arena especial y el resto es turba. Esta mezcla se mandó a desarrollar en un laboratorio de Estados Unidos. La turba la trajimos directamente desde Ushuaia. Armamos una planta en el predio para hacer la mezcla y después esparcirla. En la cancha no hay tierra negra. Para darle una terminación se eligió un road planting. El césped se implanta en la arena como si fuera el Hair Recovery. Después se cose y se mejora con alguna semilla. De esta forma crece mucho más rápido. Es un sistema novedoso en Sudamérica», explicó, con lujo de detalles.
La funcionalidad de las canchas supera ampliamente a las de césped artificial, que sólo tienen capacidad para tolerar hasta 70 milímetros de lluvia. En este caso, el entrenador no deberá preocuparse por el clima ya que el terreno está preparado para drenar de forma constante. «Contamos con un diseño específico de drenaje que recupera el agua de lluvia y de riego y va a parar a un reservorio de 500.000 litros. Luego el agua se usa para volverlas a regar», contó el arquitecto.
El suelo prácticamente no tiene imperfecciones. Fernández Dorado explicó cómo hicieron para que luzca impecable: «En el momento de nivelar se utilizó un método láser, una especie de pala a la cual se le asignan coordenadas y en 100 metros puede tener un error de un milímetro. La simetría de la cancha es clave para el desagüe». A golpe de vista, el césped es tan perfecto que impacta.