El primer paso para el ciclo de Néstor García en la selección llegará este fin de semana, en Obras, con el comienzo del camino hacia la Copa del Mundo.
Con Néstor García al mando y cada vez con más dificultades, la selección nacional comenzará este viernes la eliminatoria para la Copa del Mundo 2023, la primera con múltiples sedes, que se disputará en Japón, Indonesia y Filipinas.
La doble jornada inicial se realizará el 26 y el 27, en Obras Sanitarias, con dos partidos ante Paraguay, el rival más accesible del grupo. Pero eso no significa que el equipo pueda tomarlo con liviandad. Es que, como viene ocurriendo desde 2017, las principales figuras del seleccionado no podrán estar en el equipo.
La incompatibilidad del calendario entre la FIBA y los dos principales torneos del mundo (NBA y Euroliga), dejarán afuera a Facundo Campazzo (Denver), Gabriel Deck (Oklahoma City), Leandro Bolmaro (Minnesota) y Nicolás Laprovittola (Barcelona). Tampoco estará Luca Vildoza (sin club), que se encuentra lesionado. Y, por si fuera poco, las dificultades económicas de la CABB impiden que se paguen múltiples pasajes para que el resto de los jugadores que actúan en Europa puedan cruzar el Atlántico.
Por poner algún ejemplo, no estarán Nicolás Brussino (Gran Canaria, España), Marcos Delía (Trieste, Italia), Patricio Garino (Nanterre, Francia), entre otros.
Será un conjunto de buenas individualidades sin trabajo. Y el Che García tendrá apenas cuatro días para instalar sus primeras ideas antes del debut. La práctica inicial fue este lunes, en el Cenard. “Lo que más vale ahora es la comunicación. Llegarle a los jugadores. Y tengo que manejar mi ansiedad, también”, reconoció el flamante DT en una charla con Sólo Básquet.
Sólo dos jugadores provenientes de Europa se sumarán al equipo. El juvenil Juan Francisco Fernández (18 años, de reciente debut en Fuenlabrada, de España), y el veterano Carlos Delfino (39, de Pesaro, de Italia).
El primer caso está ligado a la necesidad de empezar el proceso de adaptación al equipo mayor de un jugador de enorme talento y buena talla (2,10m), una condición que no abunda en nuestro país. El segundo… por razones que sólo el entrenador puede explicar. Pero seguramente están vinculadas con la necesidad de tener una espalda en la que se pueda cargar las responsabilidades del histórico espíritu que la Generación Dorada le transmitió a la siguiente camada. Porque ese grupo (el de los Campazzo, Laprovíttola, etc.), también estará ausente. Delfino es una referencia. Será el líder en este arranque y su presencia excede el plano de la conducción grupal. Deportivamente dio muestras de merecer la convocatoria, con un promedio de 15,6 puntos por partido en la Liga de Italia.
Marcos Mata (35 años, de Aguada, de Uruguay), es el tercer “extranjero” del equipo. El resto de los convocados juegan todos en la Liga Nacional. Si bien el torneo argentino sigue siendo poderoso en el plano continental, es necesario aclarar que el éxodo de jugadores hizo que en el país no quedaran los mejores. Mientras que otros países en América Latina tienen menos basquetbolistas desperdigados por el mundo.
Con esa nueva realidad impuesta por la FIBA, las jerarquías de los planteles se equiparan. Y un ejemplo incontrastable es la eliminatoria para la Americup 2022. Con su nómina completa, la Argentina no tendría dificultades para vencer a Colombia o Chile, por ejemplo. Pero perdió un partido con los primeros y sufrió para ganarle a los segundos, en esa clasificación este año. El crecimiento de las competencias locales en el continente es grande y las distancias con nuestra liga se acortaron.
Para García, eso no significa que la competencia interna haya descendido en su nivel. “La Liga está bien –asegura-. Nuestros equipos llegan siempre entre los cuatro mejores del continentes. Que no se vean nombres que marcaron la historia no quiere decir que se juegue mal o que sea mala. Estamos evaluando a esta Liga desde un análisis anterior. Hay pibes que juegan bien aunque no tengan el nombre y la proyección de los otros. Se desarrollaron un montón de chicos. El Delía de Chaco (N. de la R.: Sudamericano 2012) no sé si era mejor que Gallizzi hoy. No sé si Franco Giorgetti era mejor que el Pipi Barreiro hoy. Los pibes argentinos saben jugar y estamos siendo muy duros con esta etapa de transición”.
Este análisis es un punto fundamental del desarrollo del nuevo ciclo de la selección. Porque la mayor parte de las eliminatorias se jugará sin las figuras. Según el DT hay una idea instalada en el ambiente que “menosprecia” al torneo en función de épocas anteriores. Y su trabajo, justamente, es convencerlos de tienen la jerarquía para sacar adelante la situación. Lo duro es que, más tarde, tendrá que hacerles saber que, si consiguen el objetivo, tendrán muy pocas probabilidades de jugar el Mundial cuando retornen las estrellas.
Una injusticia enorme que fue impuesta por la FIBA y con la que deberá lidiar la selección. La eliminatoria anterior fue tan formidable que evitó el sufrimiento. La realidad, cuatro años después, es más complicada todavía. El Che García lo sabe. No quiere relajarse.
El sistema de competencia de la eliminatoria para el Mundial reúne en América a 16 países en cuatro zonas. Los tres mejores de cada Grupo avanzarán a la segunda rueda y se conformarán otras dos zonas de seis conjuntos cada una. Los tres primeros de cada zona y el mejor cuarto de la segunda etapa, lograrán el pasaporte para la Copa del Mundo.
El Grupo A (el de la Argentina, que además de Paraguay cuenta con Venezuela y Panamá), se cruzará en la segunda etapa con los tres mejores del Grupo C (Canadá, República Dominicana, Islas Vírgenes y Bahamas).
Lo que originalmente eran partidos de ida y vuelta, se transformó en un sistema de ventanas por la pandemia. La dificultad de tener que jugar como visitante (o en cancha neutral) partidos importantes, también tendrá su incidencia en esta competencia.
Para el Che García, tan importante como clasificarse es presentarle atención a la cantidad de puntos por la que se gana o se pierde los partidos. “Le presto mucha atención al ranking porque hace también al futuro del equipo –advierte-. En la cancha somos cinco contra cinco. Pero el ranking te ubica en un lugar de los campeonatos. Y si estás mejor ubicado, evitás las tormentas mayores (N. de la R.: cruces de rivales más sencillos en los playoffs). No es lo mismo ganar por 9 o por más de 9. Hay bonificaciones por jugar como local o como visitante. Todas esas pequeñas cosas, esas centésimas, para un ranking que está muy ajustado, suman. Y nosotros tenemos que pensar en la eliminatoria, pero también en la posibilidad de ser cabeza de serie en el Mundial”.
Fuente: La Nación