Fuente: Bichosdecampo – ¿Qué tienen en común la agronomía y el futbol? Nada menos que la calidad del césped de la cancha. Y si bien en otros deportes como el golf, el rugby, el polo o el tenis este vínculo es igual de clave, a solo diez días del inicio del mundial de Qatar no hay lugar para pensar en otra cosa que no sean los estadios qataríes.
Además de las tareas propias de un canchero que hacen al mantenimiento del campo deportivo, la calidad del césped está dada también por el asesoramiento propio que un especialista pueda brindar. De eso se encarga el cordobés Marcos Ibáñez, asesor del Club Atlético Belgrano y del estadio provincial Mario A. Kempes.
“Estudié Agronomía en Córdoba capital, y si bien no terminé la carrera logré especializarme en todo lo que es campos deportivos. Hace casi 20 años que trabajo en el sector y hace 17 que estoy en el club Belgrano, al que considero mi plataforma. Hoy hay cada vez más especialistas pero a diferencia de otros países Argentina no cuenta con una carrera formal”, dijo a Bichos de Campo Ibáñez.
“Es algo bastante específico porque no es solo producción de césped sino de césped para deporte, lo que supone varias cosas a tener en cuenta, entre ellas la jugabilidad y la estética. Nosotros decimos que es el cultivo más intensivo de todos”, agregó a continuación.
Esta última afirmación tiene que ver, para el especialista, con la cantidad de plantas por metro cuadrado.
“Lo que vos necesitás es una carpeta verde cuya densidad difícilmente la encuentres en otro cultivo. Eso es lo que le da la trama que te permite agarre y tracción para jugar. Y a la vez no deja de ser un cultivo. No tiene un fin productivo porque se no cosecha, pero es el mismo sector el que produce las semillas necesarias o los panes de césped. Hay un mantenimiento constante que como en cualquier cultivo requiere de una planificación”, afirmó.
En este punto es clave distinguir entre dos producciones de césped. Un tipo se hace a campo para su venta, y consiste en aplicar determinadas estrategias de crecimiento que permitan su traslado en forma de pan de un lugar a otro. El otro punto, como en el caso de los estadios, se hace in situ y debe ser puntillosamente supervisada.
-¿Cuál es el primer paso para producir césped de cancha?- le preguntamos.
-Todo comienza con la preparación del perfil del suelo. Yo me especializo más que nada en futbol y la actividad ha cambiado mucho respecto a lo que eran los campos de juego de antes. Todos tenemos la imagen de un Maradona embarrado porque jugaba en cancha de tierra. Hoy eso es muy difícil de ver en las primeras divisiones porque las canchas ya tienen arena, en la búsqueda de una mayor velocidad de infiltración y estabilidad del sistema.
-Entonces ya debemos desterrar la idea de las canchas de tierra en el futbol profesional.
-Si bien en Argentina y en otros países la mayoría siguen siendo de tierra porque su construcción data de hace 50 años, lo cierto es que se habla de tierra mejorada porque a través de distintas técnicas se ha agregado arena y ya no es la tierra arcillosa del inicio. Las canchas más modernas apuntan a tener un 95% de arena, de granulometría controlada, para mejorar la infiltración. El resto es materia orgánica para permitir la retención de humedad y nutrientes. Inclusive tienen drenajes. En esto estamos trabajando en el Estadio Kempes y supone la preparación de un sistema de riego que tiene que hacer una película de agua lo más homogénea posible.
-¿Qué profundidad tiene ese perfil?
-Hay muchas canchas que parten de lo que ya estaba. Pero cuando uno va a construir de cero, tiene que pensar en una sub-base de grava, de piedra de granulometría pequeña y pareja, y arriba de eso 25 centímetros de arena y turba, que es lo que generalmente se usa. Hay distintos modelos y formas. Siempre hablamos de USGA modificado, un término para referirnos a ese suelo que viene del green de golf. Sus siglas significan United States Golf Association. El golf fue el que primero empezó a desarrollar tecnología puesta al servicio del césped. El resto de los deportes se fueron acoplando.
-Una vez que esta parte está lista es momento de sembrar.
-Sí. Las técnicas para sembrar son con semillas o de forma vegetativa, donde se utilizan estolones (una parte de la planta que sirve para su multiplicación). Ellos se cosechan, sin que se deseque la parte que se siembra en el perfil, y se colocan por el campo. La característica positiva que tiene eso es que conserva las características genéticas de la planta original al 100%. La otra opción es con panes de pasto.
-¿Se utiliza el césped sintético?
-Existen los céspedes híbridos en donde entran en juego dos técnicas. Una es como una alfombra en rollos. Tiene una trama muy abierta con hebras sintéticas verdes y a través de ella se siembra el pasto natural. Ese tipo de césped está en Estudiantes o en el Estadio Único de La Plata. El otro sistema, que en Argentina está en River, es un entretejido de hebras que se hace a partir de maquinas. Unas agujas meten en el perfil 20 centímetros de hebras y dejan dos centímetros por sobre él. Eso da mayor estabilidad al perfil y hace que soporte mejor el uso.
A la hora de elegir qué variedad sembrar, es importante analizar a fondo las condiciones ambientales como la salinidad del suelo o el porcentaje de sombra, sobre todo en los estadios que son techados. En esos casos entran en juego las mejoras genéticas que permiten que el césped sea más tolerante a condiciones desfavorables.
-¿Qué variedades se suelen sembrar con mayor frecuencia?
-Depende de la región en la que uno está. En Argentina las bases son mayormente de especies C4 megatérmicas como la bermuda, la bermuda híbrida o el kikuyo. En lugares más templados en general se utilizan especies C3 o mesotérmicas como el raigrás o la festuca.
La siembra se puede hacer al voleo, si se trata de semillas, o en forma manual si se siembran estolones, aunque también se pueden aplicar discos para su implantación. En esto también entra en juego el recambio de pasturas entre verano e invierno, por ejemplo al momento de intercalar la bermuda con el raigrás.
“Por ejemplo la bermuda entra en dormición en invierno por lo que se debe hacer una resiembra. Sobre ella se coloca raigrás, sobre todo en Argentina. Todos los inviernos la base te va a quedar, porque la Bermuda brota todos los años, pero el raigrás se irá con la época. Es la única forma de tener un campo de juego verde todo el año. . Y por el formato que tienen los campeonatos, mayormente se juega sobre raigrás u otra pastura de invierno”, indicó Ibáñez.
-¿Cuáles son los riesgos que existen en el mantenimiento de estos campos?
-Como se riega constantemente y el cultivo mantiene mucha humedad, por su densidad hay una alta posibilidad de que tenga alguna enfermedad. Para eso se hace un plan preventivo de enfermedades, sobre todo del tipo fúngicas. A diferencia de otros cultivos, acá no podes tener una sola mancha en la cancha por lo que se fumiga como en cualquier otro cultivo intensivo. Se usan productos derivados del agro, no hay específicos para el césped como sí los tienen otros países. Eso hace que a veces se discontinúen y haya que buscarle la vuelta. Se usan herbicidas bajo un esquema preventivo y fertilización, siempre pensando en aplicar lo menos posible.
-Sobre todo teniendo en cuenta que es un cultivo en constante contacto con el hombre.
-Por eso es que estamos muy limitados. Hoy por hoy se tiende mucho a trabajar con productos orgánicos y biológicos. Por ejemplo, para todo lo que es preventivo de enfermedades fúngicas se utilizan distintas cepas de tricodermas. Yo tengo la suerte de estar cerca de la Universidad de Córdoba y nos apoyamos mucho en sus experiencias. Ocurre lo mismo con la fertilización. Se usan cada vez más productos orgánicos y también bioestimulantes.
-Una vez que concluye todo este esfuerzo. ¿Qué características tiene el pasto que finalmente se logra?
-En términos de prioridades la meta numero uno es la jugabilidad. Ella tiene distintas características que son medibles y que se cruzan con cuestiones agronómicas. Nosotros no tendremos jugabilidad sin un césped bien instalado, desarrollado y sano. No puedo tener una compactación excesiva ni deficiente. Si tenemos una superficie muy dura, además de las limitaciones del propio césped, vamos a tener mayor tendencia de lesiones por parte de los jugadores. Si tenemos un terreno muy blando, quizás se pueda desarrollar mejor el césped pero se podrá romper más y el jugador podrá traccionar menos, provocando que se resbale en el juego.
-La calidad del césped interfiere directamente en el desempeño del jugador.
-Claro. La tracción no puede ser tan fuerte que le genere una resistencia que le impida rotar, ni tan blanda que no pueda sostenerse sobre el terreno. Imaginate que son jugadores muy entrenados que hacen mucha fuerza en el arranque o cambio de dirección. El rodamiento de la pelota también entra en juego y tiene que ver con la densidad que tenemos en el césped, su altura, las condiciones de humedad, etc.
-Y después hay que sumarle la estética.
-También. La homogeneidad del color la lográs solo con una fertilización plena. El césped no tiene que tener carencia porque se empiezan a marcar diferentes colores en la hoja. Si le sumas que las cámaras de televisión hoy tienen una sensibilidad mayor que la del ojo humano, eso se ve más acentuado. La densidad y el color entran en juego.
-¿En cuánto tiempo tenés un campo de juego listo si no te apuran?
-Si es por semilla en dos meses podes llega a jugar, si es por estolones es tres meses y medio o cuatro. Si es por panes es más rápido, quizás en veinte días ya podes jugar, siempre y cuando trabajes bien el tema del enraizado y no haya un problema de seguridad para los jugadores.
-Pero ahora se viene el mundial y será clave la durabilidad del pasto frente a la cantidad de partidos. ¿Cómo se maneja eso?
-En su madurez y en su total desarrollo, el césped puede soportar una cierta carga de uso. En Qatar van a jugar alrededor de 8 partidos por cada campo de juego y debería soportar bien si la base está bien. Hay distintas técnicas que permiten llegar bien a ese momento y soportar los pisotones. Nosotros en el Kempes este año hemos tenido más de 40 partidos y algunos con menos tiempo de recuperación que en otros. La posibilidad de cambiar panes, si tenés un tiempo mínimo para que enraícen, es una posibilidad. En cuanto a las semillas, el raigrás es uno de los más rápidos de instalar y sin embargo necesitas seis o siete días para que germine la semilla y unos 15 días más mínimo para su instalación. No es que podes sembrar en el medio del mundial para salvar una situación.
-¿Cuál es el momento más ocupado del año para alguien que se especializa en esto?
-Te diría que ahora, en la primavera y el verano. Mientras está el campeonato hay algunos labores que podés hacer y otras que no. Cuando el campeonato termina es cuando más cantidad de trabajo tenemos. Pero a la vez se pueden reconocer dos momentos críticos vinculados a la transición del césped. Uno es el cambio del césped de invierno a verano, ya que no soporta las altas temperaturas. El otro momento crítico es del césped de verano al de invierno en un momento de muchas intervenciones en el campo. Los tiempos se acotan.
-¿Esto termina siendo una inversión enorme o no es tan caro como parece?
-El futbol es un deporte en donde se gana y se gasta mucho dinero. El campo de juego es parte de eso. Para tener uno en óptimas condiciones se necesita una inversión en varios planos: su construcción, sus condiciones agronómicas, el tipo de césped que se use -yo te hablé del raigrás pero tenés el perenne, el estacional, el nacional, el importado- y la maquinaria. Es un presupuesto alto pero es un porcentaje bastante más bajo de lo que se mueve en el futbol. Una buena gestión de un club o de un estadio provincial supone pensar al campo de juego como uno que debe tener su propio presupuesto.
-¿Qué es lo que más te gusta de este trabajo?
-Siempre digo que combiné dos pasiones. La agronomía y el futbol. Cuando yo estudié en la facultad, si me decías que iba a terminar especializándome en el césped deportivo te iba a decir que eso no iba a suceder. La verdad es que es una actividad que se disfruta mucho, particularmente al trabajar con los cancheros que son quienes están todo el día sobre la cancha. Es una actividad que genera mucha pasión en quien la hace, mucho orgullo. Después está la vida del fútbol y de los clubes.
-¿Creés que falta dar a conocer más esta profesión?
-Hay una deficiencia que tiene que ver con la formación sobre césped particularmente. De hecho la semana que viene realizaremos una jornada de capacitación para cancheros, porque es algo que se hace muy poco. Cuando yo cuento lo que hago la gente se sorprende mucho porque piensan que el césped es como el de la casa que se corta, se riega y se pone verde. Cuando encuentran que hay muchas tecnologías aplicadas, mediciones, avances, se sorprenden. Me ha tocado trabajar para la Conmebol o en la Liga, en el monitoreo de los campos de juego, y la gente no entiende que es. Pero cada vez se desarrolla más.
-La última pregunta es la más futbolera. ¿Dónde está el mejor césped de Argentina?
-La mejor tecnología indudablemente está en River. Hizo una inversión tremenda. Aprovecharon la pandemia, cambiaron todo el campo de juego, lo bajaron casi dos metros e instalaron mucha tecnología. Trabajaron junto a una empresa Irlandesa e hicieron un campo de juego con muy buen césped que se nota en el juego. Ha picado en punta y ha hecho una cancha a nivel europeo. Pero hay muchas canchas que hacen un gran manejo también. Todo depende del momento del año y el uso.