Fuente: Cronista – La marca brasileña de artículos deportivos Penalty regresó a la Argentina hace poco más de un año tras anunciar un desembolso de u$s 26 millones para fabricar a nivel local. En su país natal es líder en el mundo del fútbol y los deportes con balón. Su historia comenzó hace más de nueve décadas como un pequeño emprendimiento barrial
En 1930, el inmigrante libanes Sarhan Tuma Estefano, conocido como Felipe, abrió un pequeño taller de costura en el garaje de su casa en San Pablo. Ahí trabajaba junto a su esposa, Assibe. El negocio empezó a prosperar y las ventas crecían a buen ritmo, sin embargo la muerte de Sarhan llevó a Assibe a asociarse con los hermanos de su pareja, Ibrahin y Sarhan Curi para continuar con el emprendimiento y, al mismo tiempo, criar a sus seis hijos.
Cuando los niños crecieron decidieron que era momento de tomar el mando. Así fue que en 1945 los hermanos Eduardo, Victorio, Mario y Ernesto Estefano compraron la parte de sus tíos y fundaron Malharia Cambuci como una fábrica de ropa de hombres y mujeres. Para bautizar a su empresa tomaron el nombre del barrio en el que Vivian en San Pablo.
El momento del deporte
Durante sus primeros años de vida, la firma se enfocó en el negocio de indumentaria casual. Recién viró hacia el segmento deportivo en 1968 cuando la segunda generación, comandada por Eduardo (h), Ricardo y Roberto Estefano, agarró las riendas. Dos años después se mudaron a una fábrica más grande en la ciudad de San Roque y lanzaron la marca Penalty con el objetivo de ganar presencia en las disciplinas con balón.
«Tuvimos la idea de lanzar una marca deportiva que se enfocara solo en todo lo que tuviera que ver con balompié: fútbol, futsal, footvolley. En ese momento todos querían ser Nike o Adidas produciendo artículos para todos los deportes. Nosotros preferimos quedarnos en un solo nicho», recordó Roberto Estefano, en diálogo con Globo en 2020.
Rápidamente lograron quedarse con un market share importante dentro de este segmento. En los 70 firmaron su primer contrato como sponsor técnico del club Sao Paulo, abrieron una fábrica solo dedicada a producir pelotas y se asociaron a la Confederación Brasileña de Fútbol de Salón. Durante la década siguiente adquirieron los derechos para elaborar las marcas de calzado ASICS y las raquetas y pelotas de tenis Wilson y Doney. Para los 90 empezó la expansión regional.
Desembarco argentino
A la Argentina llegó primero a través de importaciones a principios de los 80 y en 1998 estableció su filial local, la primera fuera de Brasil. Al principio tercerizaba una parte de la producción, mientras que el grueso de los artículos que comercializaba en el país venían de sus plantas brasileñas. Supieron ponerle su marca a la pelota oficial de los torneos AFA y además vestir a varios clubes, desde Vélez hasta Argentinos Juniors, Banfield y Nueva Chicago.
En 2009 anunció la apertura de su planta en Argentina y dos años más tarde prometió un desembolso de u$s 4,5 millones para sustituir importaciones e inaugurar otro site productivo. Para esa época el grupo Cambuci ya había lanzado otra etiqueta pensada para los segmentos más populares, Stadium. No obstante, en Brasil, la firma enfrentaba algunos problemas.
Al borde de la bancarrota
A partir de 2013 la compañía había decidido profesionalizar su management, por lo que Roberto Estefano cedió la silla de CEO y pasó a ocupar el puesto de presidente. Pero los ejecutivos que asumieron la dirección general no lograron continuar por la senda de crecimiento y Cambuci se encontró en 2016 con una deuda de 137 millones de reales y al borde de la bancarrota. «Los ejecutivos de mercado tienden a traer gente de su confianza, y eso hace que se formen camarillas dentro de la empresa», indicó Estefano.
Entonces optaron por alguien del riñón de la empresa, Alexandre Schuler. A su vez, Estefano se involucró más en la diagramación de la estrategia y ambos encararon un plan de aceleración de producción y reducción de costos. Para este último punto decidieron concentrar la mayoría de la fabricación en Brasil. Además, abandonaron el negocio de patrocinar camisetas de fútbol y se volcaron por sponsorear atletas de manera directa. «Al principio, las camisetas de los equipos tenían una sola marca, entonces fue una buena promoción. Hoy, hay 20 piezas de información sobre la camiseta, un desastre. No funciona más», detalló el actual presidente de Cambuci.
La marca dejó la Argentina en 2018 producto de su nueva estrategia y debido a la apertura de importaciones que le había restado competitividad. En agosto de 2021 anunciaron su regreso al país con un plan inicial de producción de 15.000 pares de botines por mes en Chivilcoy. A esto le sumarían la fabricación de indumentaria y otros artículos en otras dos plantas en Agronomía y Olivos.
Actualmente el grupo cuenta con tres fábricas en Brasil y es el principal fabricante de pelotas de ese mercado. La familia Estefano continúa a cargo de la firma con un 58,9% de sus acciones.