Fuente:La Arena – Matías Roncatto entrenaba a grupos de personas en plazas y parques públicos y hoy está al frente de «La Fábrica», un lugar que no solo funciona como gimnasio sino que también tiene consultorios de kinesiología y de nutrición y psicología deportiva.
La música no demasiado alta, algunos diálogos casi en voz baja y un ambiente relajado dominan la escena. Quienes hacen allí sus rutinas de fuerza y entrenamiento están concentrados en cumplir lo que fueron a buscar: distintas alternativas de acondicionamiento físico para mejorar un rendimiento deportivo, superar lesiones o dolores, tonificar músculos y, también; relajar la mente. Y «La Fábrica» es el lugar ideal para la elaboración de algunas de esas búsquedas de la mano de Matías, el ‘jefe de planta’ que lidera un centro que es mucho más que un gimnasio.
Matías Roncatto tiene 33 años, nació y vivió en Ingeniero Luiggi hasta los 9 años, cuando con su familia se instaló en Santa Rosa. Luego del colegio secundario emigró a Córdoba para estudiar kinesiología, pero hubo un cambio de rumbo.
«No me gustó mucho esa carrera así que empecé Educación Física. Me recibí y luego me fui capacitando. Cuando volví estuve a cargo de la preparación física del plantel de fútbol de All Boys, también soy entrenador recibido, y he trabajado bastante en lo vinculado a esa actividad. En lo que era gimnasio yo lo hacía por mi propio interés pero en ese momento no me atraía mucho desde lo profesional-laboral».
El joven profe siguió en su camino de capacitaciones y en 2019 se fue a Buenos Aires, donde con otro grupo de profesionales conformó una minipyme con la que ofrecían entrenamiento de fuerza y personalizado.
«Nos contrató la cadena Megatlon así que nos encargábamos de esa parte dentro del servicio total que ofrecían. Estuve un año y cuando pegué la vuelta empecé en la laguna: por suerte un grupo de amigos me ayudó a emprender en ese sentido y se fue sumando gente al entrenamiento por el boca en boca. Después me mudé a una placita en Villa Elvina y venía cada vez más gente. Por distintas cuestiones, como las climáticas y las comodidades, nos fuimos y de ahí pasé al garage de la casa de mi viejo. Funcionaba casi como un gimnasio y había cada vez más personas», recordó Matías.
En paralelo, surgió una suplencia docente así que el profesor de Educación Física viajaba a Anguil y Uriburu por la mañana y a la tarde brindaba entrenamiento personalizado.
«Llegó la pandemia y me obligó al entrenamiento online, las posibilidades del aire libre al principio no estaban disponibles porque estábamos encerrados pero la gente sí me seguía en lo virtual, así que eso no lo perdí y cuando se fue abriendo más socialmente nos fuimos acomodando a los grupos reducidos y demás».
Nuevo proyecto:
Roncatto tenía ganas de parar un poco la pelota y apuntar hacia un proyecto más estable. Fue ideando distintas propuestas y buscó lugares acordes a lo que tenía en mente.
«Encontramos este lugar, que era una casa muy antigua, muy abandonada, y la fuimos reconstruyendo con lo que queríamos hacer: el lugar de entrenamiento junto a los distintos consultorios. Se trabajó mucho hasta que pudimos abrir y por suerte la gente acompañó desde el primer momento», dice el responsable de La Fábrica, en la calle Don Bosco 825, cerca de la laguna Don Tomás, provincia de La Pampa y cuyo WhatsApp es 2954-466156.
«En principio arrancamos cinco profesionales porque La Fábrica se gestó con la idea ser un centro integral, por eso tenemos los consultorios de kinesiología, de nutrición deportiva y psicología deportiva. Entonces puede haber gente rehabilitándose y pasar al entrenamiento o viceversa; también brindar hábitos nutricionales y por eso se buscó la integración de distintas áreas, por eso esto es un centro, es mucho más que un gimnasio y le damos prioridad al individuo, a encontrar qué necesita cada uno, en todos los aspectos; y a partir de ahí mejorar su calidad de vida, o mejorar su rendimiento en un deporte específico. Hay otras personas que lo hacen como un hobbie, pero lo que es seguro es que te lleva a incorporar salud, hábitos de disciplina, una mejor nutrición», explica Matías.
«Y todo eso te lleva a mejorar en lo físico, en lo mental, en lo estético, a mejorarte al rendimiento. Nosotros por eso hacemos un seguimiento personalizado: cada uno tiene su rutina, su plan de trabajo y en un grupo de WhatsApp se avisa si la persona no puede venir porque así se mejora la organización», agrega el responsable de una Fábrica que abre de lunes a viernes de 8 a 11 y de 13 a 20.30 y que trabaja por turnos bien delimitados para que no se genere demasiada acumulación en el mismo lugar y a la misma hora.
«Los turnos se hacen para que haya cierta cantidad de gente y no se limite el trabajo de los demás, no perdemos el tiempo más allá de una pausa que se puede hacer para tomar un mate o algo, eso es algo que se hace por supuesto, pero la prioridad es que no se pierda el foco de entrenar porque después viene otra persona y requiere del lugar. Lo que nos distingue es tener prioridad por la persona y atender sus particularidades, abocarnos a eso para que tenga un pasaje significativo por este lugar», resalta Matías.
Más espacio:
La mayoría de quienes asisten a La Fábrica «son gente adulta, que ya tiene su vida de trabajo y de familia organizada» entonces tiene objetivos específicos, que pueden ser muy diferentes.
«Es habitual que venga mucha gente con muy poca experiencia, entonces carga con miedos, bloqueos, dolores y nosotros nos enfocamos en eso de acuerdo a las necesidades. No generalizamos sino que es algo personalizado. Nuestro eslogan es que todo se transforma y el nombre de La Fábrica viene desde ahí, como el hecho de fabricar, de empezar de cero o de recomenzar algo y si no reconstruirse o corregir cosas que venías haciendo mal, sobre todo la estructura y la planificación. Son detalles que hacen la diferencia y que si se hacen bien se pueden reflejar en cambios más rápidos».
En breve el lugar tendrá un espacio nuevo, lo que permitirá que el salón principal se agrande y permita otra dinámica de trabajo. Matías, que hasta el año pasado fue el preparador físico del plantel de Deportivo Uriburu en el fútbol local, valora la tendencia actual de enfocarse en la salud, la buena alimentación y la actividad deportiva. Y para responder a esa demanda creó una verdadera fábrica que elabora algo que no se puede empaquetar ni poner precio porque se trata de algo personal, se trata del bienestar.