Fuente: CMDspor-Los adolescentes impulsaron la recuperación de los gimnasios tras el estallido de la pandemia y, lejos de convertirse en una moda pasajera, dos años después, los jóvenes en su conjunto constituyen ya el 30% de la masa de clientes de los centros deportivos. Analistas coinciden en que su futuro está asegurado en el fitness, si bien, advierten que “una experiencia negativa creará un veto de por vida”.
El sector del fitness ha arrancado 2023 con datos positivos de altas de nuevos clientes y especialmente de accesos a las instalaciones deportivas, cuyas cifras se encontrarían en niveles “incluso superiores a las de 2019”, como sostiene el consultor y CEO de la tecnológica Fitness KPI, Pablo Viñaspre.
Un uso más intensivo de los gimnasios que para el analista vendría motivado por un perfil muy concreto de usuario. Así, “mientras que el perfil femenino crece lentamente, con una mejora de un 2% respecto a 2019, y los mayores de 60 años siguen sin volver del todo, estando aún entre 5 y 8 puntos porcentuales por debajo, hay un grupo de clientes que no ha parado de crecer y éste es el de menores de 30 años”. Tal sería la presencia de estos jóvenes en los clubes de fitness que Viñaspre asegura que “ya suponen el 30% del total de socios de los centros deportivos”.
Cirugía estética y gimnasios
Un boom juvenil que ha derivado en un “fenómeno constante y, de momento, en crecimiento”, considera el consultor, quien cree que “los jóvenes han descubierto el gimnasio como centro de socialización activa y siguen alimentando el fenómeno entre sus amistades”.
Pero, ¿cómo es este perfil como cliente del gimnasio? El doctor en psicología del consumidor y profesor de la Escuela Universitaria de Comercio y Distribución (Escodi), Albert Vinyals, define a los jóvenes y adolescentes como “un cliente volátil” pero que en la actualidad “siente una enorme presión por cultivar la imagen personal y semejarse a los patrones que se consumen en las redes sociales”.
Conductas que están llevando a jóvenes “en masa” a “realizarse operaciones de cirugía estética” pero también a “acudir mucho más al gimnasio”.
De acuerdo al reciente informe sobre experiencia de cliente en las instalaciones deportivas realizado por la consultoría OCP, el 62% de los actuales usuarios de gimnasio acuden al club para “mantener o mejorar su salud”, mientras que el segundo motivo principal sería “mantenerse en forma” (59%).
Si bien, especialmente desde la pandemia, la población ha tomado una mayor conciencia de la necesidad de cuidar la salud, si se desglosa por edades, se percibe claramente que las motivaciones cambian a lo largo del curso de la vida. Tal es así, que en el caso los usuarios de entre 46 y 60 años, la principal motivación es la prescripción de su propio médico de cabecera, pero en el caso de los situados entre los 31 y los 45 años, el principal motivo para acudir al gimnasio no es otro que perder peso.
Si se retrocede aún más, con los usuarios de entre 16 y 30 años, prácticamente empatan las motivaciones estrictamente relacionadas con el rendimiento deportivo (49,30%), al ser edades en las que se suele practicar deporte federado; pero también de ocio (47,83%) y, relacionadas con la presión estética y la influencia de las redes sociales, en el trabajo específico de los trenes superior (47,56%) e inferior (47,81%).
Las malas experiencias lo son para siempre
Ir al gimnasio se ha convertido en una moda para los adolescentes, pero toda moda tiene fecha de caducidad, especialmente entre los más jóvenes. “Es una edad muy curiosa, en la que se suceden muchas fases y se pasan por muchos cambios”, sostiene Vinyals. De hecho, la franja entre los 14 y los 18 años se caracteriza especialmente por ser un momento en el que “se empiezan y se abandonan muchas aficiones”.
Pero ello no necesariamente quiere decir que no se retomen. “Son las edades en las que se acaba de definir la configuración del cerebro y los cambios que se experimenten en ese momento pueden marcar el resto de la vida”, sostiene el experto en psicología del consumidor. “Las experiencias que se dan en esta fase ayudan a definir la identidad. El adolescente que acude ahora al gimnasio, si la experiencia es positiva, aunque deje de ir por un tiempo, en el futuro volverá”, asegura.
Sin embargo, advierte, “si esta experiencia se convierte en negativa, el adolescente la vetará para siempre”.
Por y para los adolescentes
A la hora de abordar la experiencia del cliente adolescente en el gimnasio, Vinyals considera clave que “éste perciba que el producto que se ofrece es por y para jóvenes”. En este sentido, apunta que “los jóvenes se segregan automáticamente, casi instintivamente crean una categorización social”.
Sobre el choque generacional que se crea en los gimnasios con la llegada de usuarios más jóvenes, el experto asegura que “les molesta más a los jóvenes tener que entrenar con mayores que no al revés, ya que el joven quiere ver a otros jóvenes”.
Es por ello que recomienda, en primera instancia, “acercarse a ellos y simplemente aceptarlos, no verlos como un tipo de cliente problemático”. “Se trata de un perfil que necesita más ser guiado, y para el que se deben crear espacios dentro de los gimnasios que sean sólo para ellos, con mensajes rápidos y fáciles, en los que se cultive la competitividad y la competición”, recomienda.
Las nuevas ‘discotecas’ de día
Pero por encima de todo, Vinyals señala “fomentar el sentimiento de grupo, ya que la socialización es clave para este público”. En este sentido, los gimnasios se han convertido en los nuevos ‘bares’ o discotecas de día, donde los jóvenes acuden a socializar. “La generación de los millenial aún son nocturnos y se han quedado con la cultura de salir de noche aún con 40 años, pero los más jóvenes son más de tarde y acudir al gimnasio está sustituyendo esos momentos de bares o de discotecas de tarde donde se acudía a estar con los amigos”, sostiene.
De ahí que “adquiere importancia todo lo que no es estrictamente relacionado con el deporte” y, especialmente, a través de las redes sociales.
De cultivar una buena relación en esta etapa, afirman tanto Vinyals como Viñaspre, depende de que “el hábito deportivo cale y se recupere en edades más adultas, pero cambiando el aspecto estético por el saludable”. Motivo por el que, “si los gimnasios lo hacen bien, este fenómeno va a ser muy beneficioso para la industria y contribuirá a que más porcentaje de población acuda a los gimnasios”, concluye Viñaspre.