Los espacios físicos para la práctica de actividades deportivas son escasos en San Pedro, donde el interés por el deporte y la capacidad de niños, niñas, adolescentes se manifiesta en varias promesas del deporte.
La demanda por opciones que vengan a satisfacer esta necesidad revaloriza las propuestas que son gestadas a pulmón y tienen una mirada social ante distintos flagelos. Uno de los ejemplos es la primera escuela de Básquet del Instituto María Ana Mogas, que nació con el objetivo de que los niños estén en la cancha y no en la calle, pregonando la solidaridad ante distintas carencias.
Muchas veces la falta de alternativas donde invertir el tiempo libre torna vulnerable a los niños y adolescentes a distintos flagelos como el consumo de estupefacientes, siendo de suma importancia los espacios que no solo apuntan a la práctica de un deporte sino a inculcar valores para formar buenos ciudadanos.
En esa línea, pensando en los sectores más carenciados, el instituto avanza con la Escuela de Básquetbol, una de las primeras con estas características en la localidad.
La propuesta no sólo resulta atractiva porque viene a diversificar las prácticas deportivas tradicionales como el fútbol o el vóley, sino que también despierta enorme interés, lo que se pone en evidencia en la alta demanda: a la fecha cuentan con más de 75 alumnos que participan en las prácticas.
Además es abierta a la comunidad y forja valores en sitios donde las carencias están a la vista. Así, estos espacios proporcionan contención, impactando de forma positiva en los niños y sus vidas, inclusive en lo que respecta a la inserción escolar.
Para llevar adelante la iniciativa hacen uso de un playón deportivo, inaugurado hace poco más de un año, que se encuentra lindante al predio escolar y es donde tres veces por semana, en horas de la tarde, el entrenador, un basquetbolista aficionado, que con gran compromiso se sumó a la escuela desde septiembre de este año, recibe a los niños y como no es docente, de a poco va adquiriendo estrategias pensadas en mejorar el comportamiento y las técnicas de este apasionante deporte.
“Yo me dedico a otro rubro, pero como toda mi vida está ligada al básquet. Acepté este desafío, muy satisfactorio por cierto y lo importante de la cancha es el compañerismo, costó un poco al principio, ahora ya estamos adaptados. El principal objetivo es que estén en la cancha y no en la calle, la cancha no tiene puertas, está siempre abierta y es un lugar ideal donde los chicos pueden estar”, indicó Sebastián Hernández, entrenador, quien tiene dos hijos que asisten a la escuela de básquet y fue como conoció sobre el proyecto sin imaginar que se tornaría en el entrenador.
“Para mí, que toda mi vida jugué al básquet, lo principal es que hagan un deporte, que hagan amigos y que se eduquen. Estamos trabajando muy duro porque es algo nuevo, vamos limando todas las asperezas que puedan surgir. Estamos por buen camino, ellos ya juegan organizados, no se pelean, comprenden el sistema de juego”, explicó Sebastián sobre el trabajo que realiza con los alumnos, incorporando métodos nuevos a fin de que los encuentros se tornen dinámicos y enriquecedores, involucrándose en el juego como uno más.
El proyecto se ejecuta desde abril y va avanzando en cada uno de los objetivos, que va mucho más allá de la cancha y tiene una mirada social, tanto para con los niños del barrio María Ana Mogas como para los demás barrios, apuntado a formar un equipo y generar competencias con este deporte, pero también mejorar el playón con algún que otro detalle y recaudar donaciones, tanto en elementos para entrenar como ropas y calzados que puedan serle útil a los niños más humildes, que en este caso las edades van desde los 5 años.
La escuela no es gratuita pensando justamente en una pequeña remuneración para el entrenador, en este caso se le cobra 200 pesos por mes y en muchos casos los docentes se hacen cargo de dicha cuota para que los niños que no cuenten con ese dinero, de igual manera puedan participar.
“Conocemos la realidad de nuestros alumnos, es un espacio muy importante y vemos los resultados en el desempeño de cada jugador, siempre buscamos ayudar a las familias más necesitadas, realizando intercambio de ropas, calzados y es también lo que necesitamos, apelamos a la solidaridad de alguien más que nos quiera ayudar”, señalo por su parte Verónica Mansilla, docente a cargo del proyecto.
La escuelita de básquet cuenta con trece pelotas, elemento esencial para las prácticas que resulta costoso, en algunos casos fueron los docentes quienes colaboraron y las compraron y otras consiguieron con candidatos políticos como así también pelotas de tenis o pádel, que fueron donadas y resultan de gran utilidad.
Por su parte, la municipalidad colabora en cuestiones relacionadas al mantenimiento del playón deportivo, lo que genera motivación y ganas de seguir impulsando acciones para mejorar la calidad de vida de los niños. Quienes quieran colaborar pueden comunicarse con el Instituto María Ana Mogas mariaanamogas@yahoo.com.ar o @jovenesmogas
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Fuente: El Terrirorio