Fuente: Puntobiz – Las firmas argentinas que están detrás del negocio.
El pádel vive una segunda primavera en Rosario. Las canchas proliferan -hay casi la misma cantidad que en la década del ‘90 cuando fue furor-, los rosarinos rankean a nivel nacional, y quienes vieron la veta se volcaron de lleno al negocio. De acá salen paletas para todo el mundo y se diseñan y fabrican pistas panorámicas y desmontables.
Uno de los pesos pesados del rubro es Royal Pádel, marca única en su tipo en América y de las mayores exportadoras a nivel internacional. Detrás está Ramiro Nanni, ex número cinco del pádel en parejas y cuya firma -con base de operaciones en Ricardone- concentra desde la producción textil y de paletas hasta proyectos de canchas llave en mano. Desde el fin del confinamiento hasta estos días vieron incrementarse un 50% las ventas y pasaron de producir 45.000 paletas a casi 70.000 en el año. Además, a la nave insignia sumaron otra lindera de 1.900 m2 para concentrar allí la fabricación de indumentaria que antes tercerizaban.
“La decisión de volcar toda la infraestructura a la parte textil se debe al rebote fuerte que tuvo el pádel en todo el mundo, lo cual provocó una amplia demanda de todo tipo de productos”, refirió Nanni. Desde hace más de una década fabrican también las pistas Royal Court, anfitrionas de los grandes eventos nacionales e internacionales.
Uno de los complejos recientemente inaugurados y que lleva el sello de Nanni es el que capitanea el extenista roldanense Eduardo Schwank. Está ubicado junto al club Tierra de Sueños 2 y cuenta con dos canchas completamente panorámicas, azules y de césped sintético que fueron diseñadas por Nanni. Argentina es a este punto un gran capitalizador de pádel, junto a España y México, y Rosario tiene peso propio.
A la par de Royal Pádel, aunque con menos escala y recién dando sus primeros pasos, Atila debutó en el mercado para fines de 2022 con un portfolio compuesto por paletas y grips, y como estrategia de posicionamiento ficharon a dos Top 10 argentinos –Juan Pablo Dametto y Sebastián Solenghi– para representar a la marca. “La idea es que de la mano de Atila puedan volver al puesto uno del ranking, a la vez que es una vidriera muy importante para nosotros”, disparó Agustín Landriscina, el rosarino detrás del negocio.
Landriscina es un emprendedor nato, juega al pádel y siempre había tenido la idea de fabricar acá porque le resultaba muy complejo importar. La producción ahora se concentra en una planta de la localidad bonaerense de Ituzaingó -que su socio tenía ociosa- y sacan a razón de 400 paletas por mes, una cifra para nada despreciable en el arranque. Ya tuvieron encargos de varias provincias y el próximo paso es pegar en este primer semestre el salto al vecino Chile.
“Es una marca nueva, pensada y desarrollada desde cero. Mi socio hace el producto y yo estoy más involucrado en la parte de marketing, ventas y comunicación. Tenemos una capacidad productiva óptima de 400 paletas por mes aseguradas y el proyecto es muy federal”, apuntó. A la marca la mueven por redes sociales y la tienda online, y sus principales distribuidores son los clubes y profesores. Aunque no descartan a futuro -ya con mayor stock- colocar el producto en casas de deporte.
Otro de los grandes jugadores locales que aprovechó el rebote del pádel fue la empresa Calzados Blanco. Producen en su planta de Rosario las zapatillas L.A Gear, un ícono de los ‘90, pisan fuerte con las Havaianas, y ahora se metieron de lleno a fabricar paletas para la firma Athix. “Nos sumamos a un deporte que es tendencia y sigue creciendo en nuestro país”, expresaron escuetamente en sus redes sociales.
Boom de canchas
Si la década del ‘90 fue la cenicienta del pádel, este reverdecer pospandemia le agrega algunos condimentos especiales: se mejoraron las canchas, cambió la materialidad de las paletas y se desarrolló indumentaria deportiva a medida para la práctica.
Aunque no hay datos certeros, Rosario llegó a contar con más de 20 clubes de pádel en la última década del viejo milenio. Una cifra que pareciera emparejarse en la actualidad. “Hoy más o menos en la ciudad debe haber unos 20 clubes. En aquellos años había algunos más que ahora, pero igualmente se están abriendo muchos. No sé si llegará a superar ese número, pero está habiendo todo un resurgimiento”, apuntó Carolina Igareta, vicepresidenta de la Asociación Santafesina de Pádel y al frente del club Utopía.
Antes las canchas eran de cemento, ahora son de sintético y blindex. Las pistas evolucionaron y el deporte se profesionalizó. Fue un boom, perdió atractivo y mercado, pero ahora volvió a estallar.
Entre los factores del éxito del momento, Igareta destacó que “el deporte viene en franca expansión a nivel mundial y nacional”. Por poner un ejemplo, la selección argentina masculina de pádel recuperó la corona de campeona mundial tras derrotar por 2-1 a España en la serie final del certamen disputado en noviembre en Dubai, Emiratos Árabes Unidos.
Con respecto al costo de montar una cancha, una alfombra de sintético ronda los $1,5 M y para levantar toda la estructura completa hay que hablar de unos $6 M -entre u$s15.000 y u$s30.000, dependiendo de la calidad, y vienen con alfombras y luces-. “En Utopía hay canchas de césped y pared y canchas de césped y blindex, que son las que están cobrando mayor protagonismo porque te permiten visualizar el espectáculo de forma más integral”, apuntó Igareta. Atrás quedaron las canchas de cemento y se dio paso a pistas más modernas que desterraron el miedo a las lesiones.
Lo que marca que el pádel llegó para quedarse lo indica el mundo. En México se construyeron el año pasado 1.200 canchas, en Suecia 700, en Paraguay 380, en Chile 70, en Alemania 60, en Francia 500 y en Italia 400. Rosario no es una ciudad ajena al fenómeno y esto se visualiza en el crecimiento de participantes y en las estructuras que se levantan.