Fuente: La Nueva ,Sergio Daniel Peyssé – Agustín García Mancini colgó los botines en 2020 y realizó un emprendimiento ligado al fútbol y al deporte, una pyme que rápidamente se transformó en una empresa de etiqueta nacional: CAPITÁN DEPORTES
Durante la pandemia a causa del Covid 19, que duró más tiempo de lo que el mundo podía llegar a prever, muchos futbolistas optaron por dejar la actividad, otros resistieron como pudieron entrenando solos y encerrados y algunos agudizaron el ingenio en el momento más crítico del ocio y el sopor por querer hacer y no poder.
Seguramente habrá variados casos de emprendimientos surgidos en tiempos de pandemia, pero puntualmente me voy a referir al de un defensor bahiense de 36 años, formado en Liniers y que hoy reside en la pintorezca y siempre pujante ciudad de Tandil.
Agustín García Mancini colgó los botines en 2020, aunque nunca proyectó su futuro como director técnico, Profe, formador, dirigente, representante o coordinador. Lejos de eso, en esos días donde no se podía salir a la calle, se le prendió la lamparita y encontró una forma menos convencional que las anteriores para seguir ligado al fútbol y al deporte.
Entonces, la venta “para probar” surtió efecto, los pedidos se multiplicaron y la pyme rápidamente se transformó en una empresa de etiqueta nacional.
“Hoy digo con orgullo que soy el dueño de mi propia marca y el único responsable de la actividad que encaré como un desafío y que ahora se convirtió en un negocio exitoso, rentable y que me relaciona con gente tan apasionada del fútbol y del deporte como yo”, fue la primera impresión de Agustín, quien no tardó ni medio segundo en descubrir el verdadero motivo de la nota.
“Tengo un local comercial de venta de artículos deportivos y equipamientos para gimnasios, clubes y colegios, pero a su vez pude instalar en el mercado y registrar el nombre de Capitán para la indumentaria y los distintos elementos que seguimos fabricando”, contó, desde la city serrana, este central o lateral que después del “Chivo” pasó por otros cuatro clubes liguistas: Sporting, Pacífico de Cabildo, Comercial y Rosario Puerto Belgrano.
En la zona jugó en Unión de Tornquist (2013), a nivel nacional defendió las camisetas de Huracán Las Heras (Argentino C 2008) y Sportivo Rivadavia de Venado Tuerto (Federal C 2010) y en el plano internacional permaneció cuatro años en la tercera división del fútbol español: Club Atlético Marbella, Verín C.F de la provincia de Orense, Santoña de la región de Cantabria e Internacional de Santander.
En su regreso a nuestro país, incursionó en Deportivo Tandil (2017-2018) y su última entidad fue Independiente (2019-2020).
–Mientras estabas en esos clubes y antes de que te sorprenda el retiro, ¿vivías del fútbol o tenías algún trabajo paralelo?
–Antes de ir a entrenar cumplía ocho horas laborales como encargado de depósito de una cadena de farmacias muy prestigiosa de acá, de Tandil. Cuando arrancó la pandemia, el presidente de los argentinos (Alberto Fernández) anunció que los enfermos cardíacos, por una cuestión de salud y de potenciales contagios, no podían ir a trabajar, y como yo soy hipertenso leve me quedaba en mi casa, y te puedo asegurar que disponía de mucho tiempo para imaginar y, más que nada, divagar, ja, ja…
“Un día quise hacer un ejercicio de potencia, pero no tenía la barra ni las pesas, entonces pensé: `¿ qué puede necesitar la gente que se encuentra encerrada en su hogar, sin la recreación necesaria y con la imposibilidad de ir a un gimnasio?´ Ese fue el puntapié inicial para que hoy Capitán sea una realidad”, comentó “Agus”.
–Pará, ¿y cómo siguió la historia?
–Me di cuenta que entrenar en casa iba a pasar a ser una necesidad básica, que todos iban a necesitar algún implemento o “algo” para arrancar, así que probé comprando bandas elásticas escalonadas. El éxito fue inmediato, la demanda se acrecentó y al mes cada compartimiento de mi casa estaba lleno de cajas y artículos deportivos. Fue todo muy rápido, así que decidí renunciar al empleo que tenía y dedicarme exclusivamente a esto.
–¿Cómo surgió el nombre de Capitán?
–Como en cada disciplina deportiva grupal existe la figura de un capitán, yo pretendía que mi marca consiga nuclear a todos esos deportes. Entonces pensé, por sobre un montón de otras cuestiones, en un nombre con fuerza y presencia, y surgió el que hoy representa a todo lo que, con amor y vocación, podemos fabricar.
Capitán viste a Liniers (fútbol, básquet y vóley), a distintos clubes de la Liga de Tandil y es uno de los sponsors oficiales de Santamarina, que participa en la B Nacional y hace las veces de local en el estadio Municipal de la ciudad tandilense.
“La marca, exclusiva y con el logotipo registrado en el INPI (Instituto Nacional de la Propiedad Industrial), creció de golpe, aunque la idea es que se siga difundiendo y que sea una alternativa más entre los que confían o permanecen `casados´ con un determinado distintivo o modelo de indumentaria”, señaló quien, en Primera división de la Liga del Sur, sostuvo 134 partidos, marcó 7 goles, lo expulsaron en 5 ocasiones y tiene un penal convertido.
–A ver si entendí: sos jefe y empleado al mismo tiempo.
–Exacto. Todo está a mi nombre, no tengo socios y el trabajo en la fabrica de Capitán está tercerizado. Por ejemplo, en la parte de corte y confección son 4 personas, mientras que otras tantas se ocupan de la transformación de la materia prima en objetos o elementos deportivos, que se pueden vender al por mayor o en el negocio que todos los días abro y cierro con mucho gusto y pasión. Pago por lo que producen, no tengo personal en relación de dependencia.
“Capitán es como mi tercer hijo, lo vi nacer, lo conozco a la perfección, y todavía hoy, pese a ser un poco más independiente, exige que le estés encima”, sentenció el de doble apellido, casado con la bahiense (y farmacéutica) Belén Jarque y padres de Isabella (7 años) y Benjamín (3).
–¿Cuántas horas por día trabajás?
–Mirá, vivo en el trabajo o trabajo donde vivo. Hay días que no sé para donde salir, pero por lo general son 8 en el local comercial y 4 más “de mente”, como digo cada vez que me tengo que poner a diagramar los pedidos, lo que entra, lo que sale y lo que está por venir.
–¿Por qué elegiste iniciar este emprendimiento en Tandil y no, por ejemplo, en Bahía, que es donde naciste?
–Tandil está ubicada en el centro de la provincia, es una ciudad encantadora y cuenta con mucho movimiento y una densa actividad deportiva. Además, es el lugar que, por calidad de vida, elegí para criar a mis hijos. Es tranquila y tenés lo que necesitás para un proyecto como el mío; en definitiva me cerraba por todos lados.
Agustín forma parte de la Subcomisión de Fútbol del club Deportivo Tandil, por lo que su vínculo a este deporte, en un futuro no muy lejano, puede estar emparentado a la parte dirigencial.
“Me gusta involucrarme con todo aquello que tenga que ver con la gestión, ser el nexo entre la institución y el plantel para poder satisfacer las necesidades de los jugadores, como así también poder llegar a cubrir las exigencias de un grupo que busca un objetivo”, manifestó este “empresario” innovador, que no se ve como DT profesional ni como agente de futbolistas.
“Me parece innecesaria la representación de jugadores, sobre todo por el trasfondo que se genera, y como entrenador creo que me tira más la formación y la educación; es decir enseñar a jugar pero más que nada a ser alguien en la vida”, subrayó.
–¿Existe alguna posibilidad de que en Bahía, algún otro equipo, como lo hizo Liniers, confíe en Capitán?
–La meta que persigo es, de a poco, ir metiéndome en el mundo de los clubes que forman parte del torneo local, aunque hace un tiempo surgió un contacto con Olimpo y en forma conjunta estamos armando el gimnasio multipropósito que pueden conocer y visitar en el complejo de Teléfonos.
–Viviste un tiempo considerable en España, ¿existe alguna chance de que Capitán irrumpa en el viejo continente?
–No. Mi experiencia en España tuvo un comienzo y también un final. Fueron muchos años alejados de mi familia y ese tiempo no lo voy a recuperar, por eso elijo levantarme todos los días al lado de mi señora y de mis hijos. Además estoy a cuatro horas de Bahía, y voy una o dos veces por mes.
“Te digo más: las costumbres argentinas, el encuentro con amigos, los largos almuerzos o cenas familiares, el hecho de tomar un mate a cualquier hora del día, los pongo por encima de los paisajes y de la calidad de vida que experimentás en Europa. Apuesto por mi país, por más que muchos insistan que esto explota en cualquier momento. Tandil es uno de los puntos más lindos de nuestro territorio, y por tranquilidad y seguridad no tiene nada que envidiarle a las ciudades de España que pude conocer”.
Polifuncional y temperamental
Agustín debutó en la Primera de Liniers el 11 de abril de 2005, 1-1 ante La Armonía en el escenario de Don Bosco al 2.200.
“Me acuerdo hasta en que minuto entré, fue a los 30, por una lesión de Jorge Techera, quien ese mismo día decidió retirarse definitivamente de la actividad. El técnico nuestro era Daniel `Pololo´ Prat”, recordó quien hizo infantiles y menores en el Chivo de la avenida Alem.
“Al poco tiempo me fui a Sporting, un club al que me hubiese gustado volver, por la pasión de la gente, porque no te hacen faltar nada y porque cuando sos local jugás con el aliento de la gente prácticamente al lado tuyo. Además, en el rojinegro, Silvio Mardones me dio la posibilidad de jugar un Federal B con 18 años”, reconoció.
–De los 7 goles que tenés en competencias oficiales liguistas de Primera división, ¿cuál recordás más?
–Uhhh… El 10 del 10 del 2010 tuve mi primer 10 en el diario La Nueva Provincia. ¿Te gustó el juego de palabras? Es de locos, ese día, jugando para Sporting, me salieron todas y convertí dos goles en el triunfo por 3-0 sobre Tiro Federal. Ese partido fue especial, lo tengo grabado en mis retinas, te puedo contar lo que quieras con lujos de detalles.
–Te expulsaban bastante…
–Sí, cuando era pibe pegaba sin saber y era muy posesivo para meter, aunque jamás fui mal intencionado ni era de pelearme con los rivales. Una vez, Gustavo Altuna me echó por una patada que era para amarilla, pero mi cara de tierno me vendió y no pude decir ni “mu”.
–Pateaste un penal y lo convertiste: ¿fue especial?
–Muy. El día de mi partido Nº 100 en la Liga, mi señora me daba la grata noticia de que estaba embarazada de nuestro primer hijo. Con Pacífico de Cabildo íbamos a cancha de Libertad y jugué con la presión de ganar y de convertir un gol para festejar poniéndome la pelota abajo de la camiseta, misión que no iba a ser para nada sencilla.
“Cuando estábamos 1-1, penal para nosotros. Pablo Berra agarró la pelota, pero le supliqué que me deje patear, aunque él no sabía el motivo de mi desesperación. Accedió, acomodé el balón y le di con alma y vida. Ganamos 2-1, pero me acuerdo que no había casi nadie en el estadio, que era un partido que no definía nada y sin ninguna trascendencia… Menos para mi, claro”.
–A propósito, ¿fuiste capitán en algunos de los equipos que integraste?
–En Deportivo Tandil, ya de grande, me tocó ser el referente de un plantel con muchos juveniles. Es lindo transmitir experiencia y que valoren lo que vos le decís.
–Otra: ¿siempre de central?
–No, Mardones fue el primero en ubicarme de lateral por la derecha, aunque en Comercial también jugué de carrilero y en España fui volante ofensivo o media punta. Ahora, si me preguntás a mi, me puedo definir como un polifuncional de la defensa porque sé que cumpliría en cualquiera de las posiciones. El buen estado físico y la salida con balón dominado son mis virtudes más salientes. Pero hasta ahí, ehhh… (risas).
–Un colega de Tandil me dijo que tu retiro no está confirmado, ¿es cierto?
–Ja,ja… Estoy con ganas de continuar, pero es difícil volver después de dos años sin preparación futbolística. Estoy en tratativas con un equipo de la Universidad del Centro que se llama Unicen y que participa en la Liga local acá. Veremos que pasa.
Liniers tiene su propio «Capitán»